jueves, 22 de septiembre de 2011

Leandro N. Alem

Leandro Alem (erróneamente llamado Leandro Nicéforo Alem) (Buenos Aires, 11 de marzo de 1842 – ibídem, 1 de julio de 1896) nacido como Leandro Antonio Alén (h), fue un político argentino, fundador de la Unión Cívica Radical, elegido dos veces diputado provincial y dos veces senador nacional.



Biografía

El hijo del ahorcado

Su padre, Leandro Antonio Alen, era un pulpero del barrio de Balvanera entonces en los arrabales de la ciudad de Buenos Aires, y uno de los jefes de la Mazorca, la fuerza parapolicial de Juan Manuel de Rosas, motivo por el cual sería fusilado y colgado públicamente en la desaparecida Plaza de Monserrat. Leandro Alem cambió la última letra de su apellido para atenuar la permanente discriminación que sufrirá por el recuerdo de su padre: siempre fue "el hijo del ahorcado".

A la muerte de su padre quedaron en la pobreza y su madre, Tomasa Ponce, debió dedicarse a fabricar y vender dulces y pasteles para sostener a la familia.

Fue tío y mentor de Hipólito Yrigoyen, hijo de su hermana Marcelina Alén y diez años menor que él, quien en 1916 llegaría a ser el primer presidente argentino elegido por el voto secreto.

Desde muy joven Alem ingresó como voluntario al ejército.[1] Peleó en las últimas batallas de las guerras civiles argentinas, Cepeda en 1859 y Pavón en 1861. Alcanzaría el grado de capitán en la Guerra del Paraguay (1865-1870) donde sería herido.

Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires e instaló su estudio junto con su amigo y correligionario Aristóbulo del Valle. Su tesis se tituló: "Estudio sobre las obligaciones naturales", es decir aquellas obligaciones que reposan más en la moral que en la ley. Además fue un importante dirigente de la masonería. Fue agregado cultural en la corte del Emperador del Brasil.

El Autonomismo

Comenzó su vida política como miembro del Partido Autonomista conducido por Adolfo Alsina, un partido de base popular enfrentado al Partido Nacional de Bartolomé Mitre. Fue diputado provincial en 1872. Sus adversarios lo llamaban "el Señor de Balvanera".

En 1877 Alem y su grupo se enfrentan con el sector oficial del Partido Autonomista, llevando como candidato propio a Aristóbulo del Valle y sosteniendo una actitud de intransigente oposición a los acuerdos entre dirigentes.

Pocos meses después, en el mismo año de 1877, ante la conciliación de los líderes de los dos grandes partidos bonaerenses de entonces, Mitre y Alsina, decidió fundar el Partido Republicano junto a Aristóbulo del Valle, Roque Sáenz Peña, Lucio Vicente López, Pedro Goyena, José Manuel Estrada, Fernando Centeno, Francisco Uriburu, entre otros. El Partido Republicano intentó establecer algunos elementos modernos: órganos de decisión, principios, programa y debate de los principales temas en asambleas populares. Hay que destacar en el programa del Partido Republicano el fragmento en el que proponía "pureza y libertad de sufragio popular, proscribiendo de los comicios las violencias, el fraude y la intervención oficial" (Cabral, 203).

Ese mismo año el Partido Republicano venció en la elección de senadores provinciales a la Conciliación (Partido Autonomista-Partido Nacional). El Partido Republicano llevó la candidatura de Aristóbulo del Valle y Leandro Alem para gobernador y vice, en las elecciones del 2 de diciembre de 1877. Fueron derrotados por Carlos Tejedor, candidato de la Conciliación, en una elección caracterizada por la violencia y el fraude. La derrota electoral, la inmediata muerte de Alsina, y las divisiones internas, produjeron poco después la disolución del Partido Republicano.

Muerto Alsina y rota la conciliación con el mitrismo, Alem participó de la reorganización del Partido Autonomista. Simultáneamente Julio Argentino Roca comenzó a aglutinar gran parte del viejo autonomismo porteño para sumarlo a una fuerza nacional que tomaría el nombre de Partido Autonomista Nacional.

En 1879, Alem fue nuevamente elegido diputado provincial junto a Roque Sáenz Peña: obtuvieron 2073 votos (Cabral,229). Desde ese lugar se opuso activamente a la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, enfrentándose a José Hernández en un famoso debate parlamentario. Poco después de federalizarse Buenos Aires, el 15 de diciembre de 1880, Alem, que representaba precisamente a la ciudad de Buenos Aires en la Legislatura Provincial, presentó la renuncia a su banca y abandonó la política.



Revolución y Unión Cívica Radical
"Que se rompa pero no que se doble" - Monumento a Alem en el parque homónimo, Rosario (Argentina), por Guillermo Gianinnazzi y Erminio Blotta.


En 1890 Alem junto a Mitre fundaron la Unión Cívica y organizaron un levantamiento armado contra el gobierno constitucional conocido como la Revolución del Parque, que forzó la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman.

Al año siguiente, la Unión Cívica presentó la candidatura a presidente de la Nación de Mitre. Pero Mitre entró en negociaciones con Julio Argentino Roca, jefe indiscutido del oficialismo y la Unión Cívica se fracturó en dos: Mitre quedó a la cabeza de la Unión Cívica Nacional y Alem a la cabeza de la Unión Cívica Radical. Con él quedaron su socio Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen, Lisandro de la Torre, y su sobrino Hipólito Yrigoyen entre muchos otros.

Antes, en las elecciones legislativas del 15 de marzo de 1891, fue elegido senador nacional junto a Aristóbulo del Valle.

El 15 de agosto de 1891 la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical proclamó a Bernardo de Irigoyen como candidato a presidente. Pocos días antes de las elecciones, el 2 de abril de 1892, el presidente Carlos Pellegrini denunció falsamente un complot radical para tomar el poder y asesinar a los principales funcionarios. Inmediatamente decretó el estado de sitio y detuvo a los principales líderes radicales, entre ellos Alem. En esas condiciones represivas y sin la participación de la Unión Cívica Radical, se realizaron las elecciones del 10 de abril en las que resultó elegido presidente Luis Sáenz Peña.

Una vez liberados los líderes radicales, y ante la evidencia de que el gobierno nacional volvería a impedir por todos los medios su acceso al poder mediante elecciones, la Unión Cívica Radical comienza a reorganizarse y preparar un nuevo levantamiento armado, la Revolución de 1893, en donde Alem llegó a ser proclamado por los insurrectos Presidente de la Nación, en Rosario, pero que volvió a fracasar por graves errores de conducción. Para entonces su sobrino Hipólito Yrigoyen, quien se había hecho fuerte organizando la UCR en la provincia de Buenos Aires, cuestionaba sus condiciones para el liderazgo del partido.

Muerte

El 1 de julio de 1896 una noticia había conmovido a la república. Se había quitado la vida Leandro Alem -‘El viejo’ joven de canas y barbas blancas- cuando contaba con cincuenta y cuatro años- dentro del vehículo que le conducía hacia el Club El Progreso. En su casa lo esperaban en esa mañana fría y lluviosa siete amigos que había convocado con carácter de urgente para “hablar temas políticos”. Uno de ellos comentó que Alem -fundador y padre del partido radical, la Unión Cívica e hijo de un hombre de acción de Juan Manuel de Rosas fusilado después de Caseros- en un momento dado interrumpió el diálogo para ingresar a su dormitorio para salir minutos después con el sombrero puesto y un poncho de vicuña, clásico en su vestimenta, envuelto en el cuello. Prometió regresar en contados minutos. Cuando anunciaron haber hallado al líder y guía político con su sien destrozada por un balazo que él mismo había disparado se encontró sobre su cuerpo un papel donde podía leerse: “Perdónenme el mal rato, pero he querido que mi cadáver caiga en manos amigas y no en manos extrañas, en la calle o en cualquiera otra parte”. Al parecer el estampido de la bala había confundido al cochero con la detonación de cohetes que se quemaban durante varios días celebrando la fiesta de San Juan y San Pedro. Las casualidades de la vida. El primero en ocuparse en el trasladar los restos de quien se caracterizó durante su existencia como pobre, austero, principista, incapaz de acuerdos y flexibilidades, y temperamentalmente defensor de los desposeídos fue el doctor Roque Sáenz Peña, presidente del Club El Progreso, su adversario político. Sus restos descansan en el Cementerio de La Recoleta, en el Panteón Radical, donde también están enterrados Hipólito Yrigoyen, Arturo Umberto Illia y Pelagio Luna.

Testamento político

Leandro N. Alem el romántico, poeta, lírico; combatiente en Pavón, Cepeda y en la guerra del Paraguay; jurista; fundador de la Unión Cívica de la Juventud, de la cual surgió la Unión Cívica Radical (UCR); legislador e inspirador de la revolución de 1890, que produjo la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman, antes de su muerte, escribió su testamento político y lo dejó bajo sobre, con un rótulo que decía: “Para publicar”. He aquí su contenido: “He terminado mi carrera, he concluido mi misión. Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. ¡Sí, que se rompa, pero que no se doble! He luchado de una manera indecible en los últimos tiempos; pero mis fuerzas, tal vez gastadas ya, han sido incapaces para detener la montaña… ¡y la montaña me aplastó! He dado todo lo que podía dar; todo lo que humanamente se puede exigir de un hombre, y al fin mis fuerzas se han agotado… y para vivir estéril, inútil y oprimido, es preferible morir. Entrego decorosa y dignamente todo lo que me queda: mi última sangre, el resto de mi vida. Los sentimientos que me han impulsado, las ideas que han alumbrado mi alma, los móviles, las causas y los propósitos de mi acción y de mi lucha en general, en mi vida, son, creo, perfectamente conocidos. Si me engaño a este respecto, será una desgracia que yo ya no podré ni sentir ni remediar…Ahí están mi labor y mi acción desde largos años, desde muy joven, desde muy niño, luchando siempre de abajo. No es el orgullo el que me dicta estas palabras, ni es debilidad en estos momentos lo que me hace tomar esta resolución. Es un convencimiento profundo que se ha apoderado de mi alma en el sentido que lo enuncio en los primeros párrafos, después de haberlo pensado, meditado y reflexionado en un solemne recogimiento. Entrego, pues, mi labor y mi memoria al juicio del pueblo, por cuya noble causa he luchado constantemente. En estos momentos el partido popular se prepara para entrar nuevamente en acción en bien de la patria. Esta es mi idea, éste es mi sentimiento, ésta es mi convicción arraigada, sin ofender a nadie. Yo mismo he dado el primer impulso, y, sin embargo, no puedo continuar. Mis dolencias son gravísimas, necesariamente mortales. ¡Adelante los que quedan! ¡Ah, cuánto bien ha podido hacer este partido, si no hubiesen promediado ciertas causas y ciertos factores! ¡No importa! Todavía puede hacer mucho. Pertenece principalmente a las nuevas generaciones. Ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar la obra: ¡deben consumarla!

Características del personaje

Leandro Alem fue un caudillo popular que rechazó a los circunloquios del poder que se sucedieron a partir de 1880. Romántico en sus procederes e intransigente hasta la miseria, la desgraciada muerte del padre le persiguió el resto de su vida. Su virtud coincidió en tiempos difíciles, y fue referente y maestro para sectores de la juventud y del interior del país que lo hicieron su "Presidente de los corazones argentinos", como dijo Marcelo de Alvear en su sepelio multitudinario.

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